A partir de la crisis de 2008, varias reseñas en la prensa norteamericana se hicieron eco de cuál era la responsabilidad de las escuelas de negocios en tanto formadoras de los líderes corporativos de estos últimos años. El mundo financiero había absorbido a más del 40% de sus graduados, especialmente los MBA. En una nota publicada por The New York Times en marzo de este año, el decano de Thunderbird School of Global Management, Angel Cabrera, admitió: «No podemos decir: ?Bueno, no es nuestra culpa´, cuando asistimos a un quiebre en el liderazgo tan extendido y sistémico».
Las explicaciones que se dan son muchas. Entre ellas, el alejamiento de los problemas del mundo real, el enseñar a sus alumnos a encontrar soluciones precipitadas ante problemas complejos o el brindar a los mismos una visión distorsionada de su rol, focalizada en maximizar el valor para los accionistas y con una limitada comprensión de aspectos sociales y éticos que son esenciales para el liderazgo de los negocios.
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